28 noviembre 2004

LITURGIA

Liturgia

Las puertas de la iglesia se abrieron
en una noche de tormenta,
Las velas que algún devoto humano
Ofreció a San Judas...
se apagaron con la ráfaga de viento
que arrasó con las frías estatuas.

¡Sacrí­lego viento que has entrado
para sacudir la hipocresí­a,
de quienes dicen ser cristianos!

¡Aire purificador!
Aleja la inercia de sus corazones
Y de sus mentes.

¡Tú! Cáliz de vino purifica sus espí­ritus
¡Ostia sagrada!
Haz sangrar sus mentes con la verdad.
¡Morado Obispo!
Tiñete de blanco y limpia tus pecados
Antes de limpiar los mí­os.
No reces a los santos,
No adores tu propia imagen.
Cuida tu lugar preciado,
Y no olvidaré¡s humanidad
Que la creación parte en tu alma.

Altar divino, mesón de sacrificios.

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